Las estrellas tienen un ciclo de vida: nacen, brillan, explotan o simplemente se apagan. Esta premisa astrofísica se puede extrapolar a la cultura popular, donde tenemos cantantes, artistas de la pantalla grande o chica, músicos y otros personajes del mundo de la farándula que pasan por este ciclo.

Luis Miguel, el Sol (vaya coincidencia) iba por el mismo camino. Pero algo pasó que le trajo a la palestra nuevamente, un fenómeno que le ha subido a la cumbre y le ha revivido a la fama como una inyección de combustible nuclear. Y eso se llama Luis Miguel, la serie.

Esta producción de la plataforma web de streaming Netflix se posicionó como la predilecta de la audiencia hispanohablante, con una trama sencilla: la infancia y la construcción de un ícono como lo es el intérprete Luis Miguel.

De origen portorriqueño, nacionalizado mexicano, padre español y madre italiana, Luis Miguel ha sido una de las estrellas que desde niño ha cautivado a audiencias de todas las edades. Pero la era de la informática y el nacimiento de otro tipo de farándula, más mediática, más digital, fueron aislando poco a poco al cantante al punto de hacerlo casi inexistente para la población nacida en el siglo XXI.

Luis Miguel, el héroe, se nos presenta como un inocente niño explotado por su padre, el infame Luisito Rey, quien, con la severidad de un rey espartano y el olfato de un negociante del espectáculo gitano, encumbra y forma para bien o para mal a su hijo.

La trama tiene tintes de tragedia griega y no dista mucho de un clásico escrito por Sófocles, Esquilo o Tespis, y como veremos a continuación, esa trama nunca falla en cautivar la atención y pasiones de los que lo observan. Así sea desde un theátron orchesta de la Antigua Grecia, o la comodidad de un sofá frente a una smart TV de última generación.

El anuncio de la serie

Cuando Netflix pone en conocimiento del público que sacaría una serie sobre la vida de Luis Miguel en mayo de 2017, la noticia fue recibida con un foco de mediana atención, y se mantuvo estable durante los meses venideros hasta un año después, a finales de abril de 2018, cuando las conversaciones en redes sociales empezaron a subir.

Los picos de conversación se dieron en los capítulos 4 (“Culpable o no”), 7 (“La incondicional”), y el capítulo final, el 13 (“No me puedes dejar así”). La siguiente infografía la obtuvimos con datos de Google Trends y Brandwatch.

Personajes

De la gama de nombres de la farándula mexicana que se mencionan, son tres los que ranquean como los más mencionados; sin duda, Luis Miguel, siendo el protagonista de la serie, es el primer lugar; seguido del enemigo número uno de Luismi, su padre Luisito Rey, y en tercer lugar, la madre, Marcela Basteri.

Estos tres personajes son los que aglutinan la conversación, lo que indica que esta serie debe su éxito al conflicto que se da entre el núcleo familiar. La vida personal de las estrellas siempre será un tema de conversación y acá se tiene la oportunidad de llegar a conocer las más oscuras interioridades de una de ellas. Sean falsas o verdaderas.

Emotividad

Cada capítulo es un crisol de emociones que mantienen al espectador al filo de su asiento, y sorprendentemente los que más predominan son la incertidumbre, el odio y la expectativa. Estas son las características de un thriller que logra capturar audiencia por la tensión de las relaciones entre los protagonistas.

El odio se concentra en un nombre: Luisito Rey. Este tipo es el epítome de mal padre, corrupto, vicioso y es la antítesis del Rey Midas: todo lo que toca lo convierte en fracaso. La actuación es tan magistral que se olvida que es un personaje y el odio se vuelca a la conversación digital con comentarios viscerales.

Luisito, el rey de la conversación

Las frases más icónicas de la serie surgen de la voz del antihéroe de la serie, el padre de Luis Miguel. Su “¡Coño, Micky!” ya es un clásico de la televisión moderna, junto a la cara de estupefacción con un jamón curado bajo el brazo, su pan remojado en whisky y el famoso “pisha” con que se refiere a los demás.

Cabe destacar que un anzuelo de atención que el público nunca deja de morder es el relacionado con los desnudos de los actores, como en el caso del topless de Camila Sodi o la toma de espaldas de Luis Miguel enseñando el trasero… ¡Coño, Micky!

El paradero de la mamá del protagonista, Marcela, da para todo tipo de teorías de conspiración, tantas como televidentes tiene la serie. La mayoría de estas le hacen muerta, en primer lugar; seguidos de ‘perdida’ en algún lado del planeta; otros en Argentina y, por último, la imaginan como una indigente cualquiera.

Percepción y audiencias

Netflix es una plataforma de programas de televisión que se salen de las normas establecidas por los cánones tradicionales de TV por cable. En este último, abundan las telenovelas y Netflix fue el escape perfecto de esas trilladas historias. Pero Luis Miguel, la serie, ¿es una telenovela para no telenoveleros?

No conocemos los objetivos de la productora, pero por lo menos – según la percepción de los que ven esta historia –  no es así. De las 1462 conversaciones analizadas, el 95% está más que seguro que está viendo una serie de televisión y no una telenovela.

Las audiencias están muy equilibradas al tener un 49% de mujeres frente a un 51% de público masculino, que tienen intereses compartidos en música, deportes y familia.

Luis Miguel, la serie, queda abierta a una segunda temporada donde se espera se resuelvan las dudas sembradas en la primera entrega.

Mientras eso sucede, la música de Luismi ha logrado un retorno al imaginario colectivo en fiestas, reuniones informales y noches de karaoke. Los buenos tiempos han regresado, Micky. Tú, el mismo de ayer.