“Para contribuir al círculo de desinformación no tienes que hacer demasiado. Basta con que compartas aquello que no es exacto”.

Robert es el Director de Comunicación de New Knowledge, una compañía que protege a las marcas de campañas en línea que pueden estar manipuladas. También es coautor del informe que publicó el Senado de los EE. UU. sobre las operaciones de desinformación en Rusia.

Con esta carta de presentación, puede que lo que viene a continuación te resulte interesante.

A pesar de ser un encuentro muy amigable, después de nuestra conversación me siento bastante desconcertada por la creciente sofisticación de este tipo de comportamientos que se originan en el entorno online.

El nivel de riesgo

La empresa New Knowledge recopila datos de Internet y detecta patrones de intercambio de información que se desvían de la norma. La forma más simple en que Robert lo explica es:

“Cuando los seres humanos comparten información en línea dejan una especie de huella de datos. Si miras esos datos, te pueden indicar que esa difusión de información que hacen las personas es orgánica y normal. Lo que nosotros hacemos es construir sistemas que reconocen estas huellas de datos normales para denunciar anomalías y desviaciones que lo que indican es que existe una desinformación coordinada.”

Nuestro equipo trabaja con marcas para ayudarlas a identificar y a enfrentarse a posibles ataques coordinados que podrían provocar daños en su reputación.

Según una investigación de New Knowledge, los consumidores son muy conscientes de que la desinformación sobre las marcas es un problema. De hecho dicen que si su confianza en una marca se ve afectada, podría tener un impacto negativo en su intención de compra.

Sistemas de aprendizaje propio

A pesar de que Robert dice que las campañas de desinformación que no parten de un Estado siguen un proceso más rudimentario, también tiene claro que esta es una de las prácticas más “oscuras” de Internet. Así, hay personas que traman narrativas muy perjudiciales y colaboran para crear campañas de desinformación en torno a marcas de todo tipo.

Si las marcas aún no saben cómo afrontar esas campañas tan dañinas deberían estar bastante preocupadas.

“Si entras en los foros online adecuados, puedes ver que existe una discusión sobre cómo configurar una campaña de desinformación o sobre cómo perjudicar la reputación de una marca. Es interesante observar la coordinación: se convierte en una fuente muy popular.”

Robert ofrece el ejemplo de alguien que comparte una publicación con el objetivo de desprestigiar a una persona u organización.

“Pueden utilizar un meme o crear una campaña de máxima eficacia. Lo que hará este sistema de aprendizaje del que hablamos es observar esto, aprender y reforzarse.”

“Repite una mentira a menudo y se convertirá en realidad”, dice Robert parafraseando a Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda del Reich en la Alemania nazi. “Resulta que, en Internet, lo suficiente son siete veces. Es por eso que la proactividad es esencial en el caso de las marcas”.

La repetición puede favorecer aún más la confianza en la desinformación cuando se comparte el mensaje desde múltiples fuentes que parecen no estar conectadas. No es difícil imaginar cuánto daño puede causar un pequeño grupo de individuos hiperactivos (ya sea apoyado por el Estado o no).

Sentido de la responsabilidad

Robert no siempre ha trabajado en la desinformación. Fue uno de los primeros en inmiscuirse en temas de web y de redes sociales. De hecho, ha trabajado como desarrollador y tecnólogo, así que siente un fuerte sentido de la obligación a la hora de solucionar los problemas que ve.

“En los albores de las redes sociales, los tecnólogos no pudimos prever los peligros de los sistemas que estábamos creando”, confiesa.

Ahora, nos encontramos con muchos problemas a medida que esos sistemas evolucionan y fomentan la viralidad también desde el punto de vista comercial, y no solo desde el debate civil. La solución aún no está clara, pero sobre todo “hay que ser proactivos”, sentencia.