Los inicios en Shangai
La historia de Qriously comienza hace nueve años cuando Christopher trabajaba en Shanghai configurando aplicaciones gratuitas orientadas al consumidor que obtenían miles de descargas.
“Estábamos monetizando nuestro trabajo con anuncios e invertimos mucho tiempo en hacer que la UX y el diseño fueran buenos, cuanto menos. Y todo para acabar viendo un anuncio molesto en la parte inferior”, dice.
Esto fue lo que le llevó a replantearse la naturaleza de los anuncios y cómo podrían mejorarse. En resumen, los anuncios les permiten a los anunciantes comprar el tiempo y la atención de los usuarios.
En lugar de pensar en un anuncio como un simple canal de venta, Christopher y sus ayudantes Abraham Müller y Gary Mueller comenzaron a pensar cómo podrían cambiar los anuncios hasta el punto de que los consumidores pudieran compartir sus comentarios.
Se pusieron a trabajar acto seguido:
“Pensamos, ¿preferiría el usuario responder una pregunta simple o una serie de preguntas en lugar de hacer clic en un anuncio? Podrían disponer de una app gratuita y, a cambio, solo tendrían que compartir su opinión sobre algo. Esta idea nos pareció genial y ahí empezó todo.”
Los roles de todos ellos eran flexibles al principio. Christopher invirtió mucho tiempo en el diseño del producto y en las ventas. El equipo consiguió algo de inversión, pero Christopher admite que pronto se quedaron sin efectivo y que por tanto todo fue muy básico al principio.
“No podíamos ni pagar el alquiler. Compartimos un apartamento bastante cutre en Shanghai e incluso llegamos a dormir todos en la misma cama. El lujo de ducharse no era diario. Fue terrible, aunque pueda parecer exagerado. Fue humillante porque no éramos los más pobres pero sí estábamos pasando muchísimas necesidades.”
Pero su suerte cambió, aunque no lo hizo de forma milagrosa. Llevaron su producto a Europa para compartirlo con potenciales inversores y recibieron un “no” de pleno. Sin embargo, en el Reino Unido las cosas fueron muy diferentes.
“Muchos se acercaron a nosotros y nos hicieron una oferta”. Fue el mejor lugar para recaudar fondos: acabamos recibiendo 1,6 millones de una de las mejores empresas”, se enorgullece Christopher.