El 23 de junio de 2016 fue un día que Christopher Kahler, CEO y cofundador de Qriously, nunca olvidará:

“Fue un día crítico para nosotros. Uno, porque vivimos el Brexit. Dos, era mi cumpleaños. Y tres, porque estábamos esperando una inversión que realmente necesitábamos.”.

Para la mayoría de cálculos, el resultado del Brexit fue inesperado. Las encuestas predijeron una victoria para los que querían quedarse en la Unión Europa y muchos votantes pro-europeos se habían ido a la cama la noche anterior confiando en que no habría muchas sorpresas al día siguiente.

Pocos predijeron que el electorado de Reino Unido optaría por abandonar la Unión Europea, pero Qriously, una empresa de investigación de mercado con sede en Londres que reemplaza los anuncios tradicionales en el smartphone por encuestas, sí que lo hizo.

Los inicios en Shangai

La historia de Qriously comienza hace nueve años cuando Christopher trabajaba en Shanghai configurando aplicaciones gratuitas orientadas al consumidor que obtenían miles de descargas.

“Estábamos monetizando nuestro trabajo con anuncios e invertimos mucho tiempo en hacer que la UX y el diseño fueran buenos, cuanto menos. Y todo para acabar viendo un anuncio molesto en la parte inferior”, dice.

Esto fue lo que le llevó a replantearse la naturaleza de los anuncios y cómo podrían mejorarse. En resumen, los anuncios les permiten a los anunciantes comprar el tiempo y la atención de los usuarios.

En lugar de pensar en un anuncio como un simple canal de venta, Christopher y sus ayudantes Abraham Müller y Gary Mueller comenzaron a pensar cómo podrían cambiar los anuncios hasta el punto de que los consumidores pudieran compartir sus comentarios.

Se pusieron a trabajar acto seguido:

“Pensamos, ¿preferiría el usuario responder una pregunta simple o una serie de preguntas en lugar de hacer clic en un anuncio? Podrían disponer de una app gratuita y, a cambio, solo tendrían que compartir su opinión sobre algo. Esta idea nos pareció genial y ahí empezó todo.”

Los roles de todos ellos eran flexibles al principio. Christopher invirtió mucho tiempo en el diseño del producto y en las ventas. El equipo consiguió algo de inversión, pero Christopher admite que pronto se quedaron sin efectivo y que por tanto todo fue muy básico al principio.

“No podíamos ni pagar el alquiler. Compartimos un apartamento bastante cutre en Shanghai e incluso llegamos a dormir todos en la misma cama. El lujo de ducharse no era diario. Fue terrible, aunque pueda parecer exagerado. Fue humillante porque no éramos los más pobres pero sí estábamos pasando muchísimas necesidades.”

Pero su suerte cambió, aunque no lo hizo de forma milagrosa. Llevaron su producto a Europa para compartirlo con potenciales inversores y recibieron un “no” de pleno. Sin embargo, en el Reino Unido las cosas fueron muy diferentes.

“Muchos se acercaron a nosotros y nos hicieron una oferta”. Fue el mejor lugar para recaudar fondos: acabamos recibiendo 1,6 millones de una de las mejores empresas”, se enorgullece Christopher.

Desarrollo del negocio

La primera versión de Qriously se inspiró firmemente en el espacio publicitario, dice Christopher. Funcionaba bien así, pero querían expandirse más.

“Para crear nuestro modelo de negocio, combinamos un equipo de ciencia de datos con otro de investigación, para ver si el método traía resultados viables y si mejoraba con respecto a las vías tradicionales. Lo hizo, y ahí es donde estamos ahora”.

En 2016, Qriously predijo con precisión los resultados tanto del Brexit como de las elecciones de los EE.UU. Quise saber qué metodología habían seguido en estos dos casos.

“Nuestra innovación está en el muestreo y también en el hecho de que los encuestados no se sienten obligados a opinar ni van a recibir nada a cambio. Aparte de eso, seguimos una metodología de investigación estándar: valoramos la edad, el género, los ingresos, la educación… ese tipo de cosas”, explica.

“Además de que los encuestados no contaban con ningún incentivo económico, también teníamos una ventaja sobre los métodos tradicionales: la ubicación que mandan los dispositivos. Esto nos permitiría ponderar los datos de manera mucho más precisa”, agrega.

La compañía creció hasta tener 17 empleados, incluidos Christopher, Geri y Abraham. Christopher lleva la parte comercial, pero no puede evitar pasar tiempo en diferentes departamentos de Qriously durante la semana.

“No me gusta la rutina. Busco siempre la novedad y soy adicto al progreso y a las cosas que mejoran. La rutina para mí es algo aburrido y de alguna manera me impide avanzar”, dice.

Limitaciones

Cuando le pregunté por qué se unió a Brandwatch, Christopher volvió a hablar de aquello que imaginó tiempo atrás.

“La investigación consiste en tratar de entender lo que piensa la gente para vaticinar, aunque sea de forma abstracta, cómo va a comportarse. Cuando haces encuestas, te das cuenta de que ni eso es preciso del todo. La gente no siempre hace lo que dice”.

Qriously elimina muchos de los sesgos que incluirían otros métodos tradicionales de hacer encuestas, pero aún con eso reconoce que hay muchas limitaciones inherentes al tipo de enfoque pregunta-respuesta.

“Siempre pensamos: ¿no sería genial si pudiéramos contar con diferentes fuentes de datos? Como fundadores, siempre creímos que la solución pasaría por combinar nuestros datos con aquellas opiniones que la gente hace de forma natural.”

“Si hubiéramos seguido recaudando fondos, estaríamos estancados con el método de la encuesta. Pero si podemos combinar nuestros datos con los de Brandwatch estaremos más cerca de crear la herramienta con la que siempre soñamos”, añade.

Ven a conocer a Chris y al resto del equipo en Now You Know Madrid, el jueves 23 de mayo.